Seguimos con estas historias de gente que le hizo frente a la adversidad, en este caso vamos a hablar de Martín Castellucci, un muchacho que el 3 de diciembre de 2006 fue a
Hasta acá otra historia más como tantas de un crimen, con pedidos de justicia y en algunos casos con justicia por mano propia, como en este en el que el boliche fue destrozado por la gente a modo de venganza por el asesinato.
Como otras veces (y como seguirá pasando por vivir lejos) me comunique con Oscar quien amablemente acepto hablar conmigo. Me cuenta que “SIEMPRE TUVE VOCACION DE COMPROMISO SOCIAL. PERO
Además de con chicos, trabajan también con patovicas desde una parte más sicológica, para lograr que estos sean quienes brindan seguridad y no lo contrario. Vaya a saber que lo lleva a Oscar a querer trabajar con gente que mató a su hijo, quizás ahí este la sabiduría de entender que no todos son iguales y que los cambios se hacen mejorando lo que hay, no sacando todo así de golpe. El laburo con los patovicas consiste en lograr la profesionalización de la tarea, es decir que haya que dar un curso para ser un seguridad y no caer en el puesto solo por grandote.
El caso de Martín no es muy distinto a otros si lo vemos desde la pelota que le dan los medios, es decir: cuando son noticia fresca sirven, después son casos que pasan al olvido sustituidos por los amoríos del “gato” del momento. Algo infaltable, son los típicos informes sobre conductas adolescentes y sobre que hacen los jóvenes en el boliche, con periodistas que relatan con voz de preocupados ante la situación de los chicos pero que suenan más a criticas hacia los chicos, tomándolos más como kamikazes que como lo que son: personas que no conocen el mundo y que agarran lo que los grandes les venden como algo que esta bien. Le pasó a Paula, una chica de 16 años que a partir de los bombardeos de los medios hacia ella y los suyos a partir de casos como los de Camila y Mauro ambos adolescentes que fallecieron por culpa de las pastillitas, decidió escribir a Clarín a poner su mirada en el asunto, entre otras cosas dijo: “Sinceramente, me siento marginada, cuestionada por mi condición de adolescente.
Los jóvenes somos un blanco fácil para los empresarios de los boliches. En menos de un mes murieron tres adolescentes por tomar pastillas con alcohol. Es entonces cuando los medios empiezan a hablar, a buscar hipótesis, a meterse en la noche de la juventud buscando algo malo para contar. ¿No saben que un chico de 16 años no es capaz de fabricar una pastilla de éxtasis ni de conseguir las sustancias para armar drogas?
Somos jóvenes, estamos creciendo, probando, saliendo al mundo. A un mundo que no es el mejor, pero que sería mejor si del lado de los padres nos esperaran con brazos abiertos” (la carta completa aquí http://www.clarin.com/suplementos/cartas/2007/11/04/CartasEscuchar.htm#1463554)
Volviendo a
La charla continua con interrupciones propias de un celular (se me hizo difícil encontrar un lugar con señal y cómodo para anotar cosas, es probable que me haya quedado colgado) esto fue hecho en enero, época en que los diarios llenan sus paginas con casos de pibes alcoholizados que se pelean a las salidas de los boliches. Le pregunto que opina de los diarios que en una página critican a los chicos pero en la otra ponen una publicidad de cerveza, y me responde que es algo similar a lo que pasa con los accidentes de transito “¿POR QUÉ VENDEN AUTOS CON VELOCIDAD MAYOR A
Esta fue la historia de
Al igual que la gente de la nota anterior, en ACMC saben bien que el pasado no se puede cambiar, pero si se puede crear un mejor presente y futuro. Ojala lo logren, los pibes de hoy y de mañana lo van a agradecer.